martes, 14 de junio de 2011

Los referendos italianos y el Movimiento M15

El resultado de los referendos sobre impunidad política para el primer ministro, privatización y gestión lucrativa del agua y uso de la energía nuclear, celebrados en Italia el domingo y lunes pasados, se han saldado con un rotundo no. Veintiséis millones de italianos (casi un 96% global de los votantes, cuyo porcentaje ha superado el 57% del censo electoral) se han sumado al no. Un éxito popular histórico que tendrá consecuencias insospechadas y ha de producir a corto y medio plazo profundos cambios sociales y políticos en Italia y, probablemente, en Europa.

Por lo pronto el no del pueblo italiano ha servido para remover la ciénaga en que se había convertido la política italiana bajo el "reinado" de Berlusconi. En mi opinión, uno de sus primeros y más notables efectos ha sido el de poner en evidencia al conjunto de la clase política italiana. En primer lugar a Berlusconi y su partido "ad hoc", que, con todo su poder mediático, había fomentado cínicamente la abstención y, en su consecuencia, el fracaso de los referendos por falta de "quorum", pero también a sus socios de la Liga Norte y, lamentablemente, al propio PD, que, aunque ha apoyado decididamente el no ,ha practicado durante demasiados años una política de acomodamiento al "berlusconismo", como si éste fuera una fatalidad insuperable, y ahora, como el PSOE en España, acomodado también a los mandatos de los llamados mercados, se ha visto superado y sustituido, por una ciudadanía indignada, que no está dispuesta a resignarse. Que tomen buena nota.

El fenómeno con todo era previsible tanto en Italia como en España. Los partidos políticos se muestran aquí y allá desde hace muchos años incapaces, deshonestos o faltos de coraje, no representan las aspiraciones de sus votantes, sino los intereses de los grupos de presión financieros y el ejercicio de la democracia se ha convertido en un ritual laico, completamente alejado del "pueblo soberano", al que se adula puntualmente de manera retórica, pero al que se ningunea y no se le escucha nunca. No es de extrañar que la ciudadanía, ante el vacío dejado por los partidos políticos, haya decidido ejercer directamente sus derechos políticos y sociales.

En Italia y España, la ciudadanía reclama un nuevo protagonismo. El no de los referendos en el país alpino y el Movimiento 15M vienen a demostrar que "otra política es posible". Todo un logro por el que nos felicitamos y que, en buena medida, se debe al esfuerzo, la ilusión y la determinación de una nueva generación de jóvenes, que, con la ayuda de las redes sociales, han movido la adormecida conciencia de la ciudadanía de ambos países. Ahora es necesario que el PD en Italia y el PSOE en España abandonen sus prolongadas posiciones de colaboración explícita o implícita con los objetivos del "desalmado capital", en palabras de Santos Juliá, y escuchen la voz del pueblo, porque el pueblo, para alcanzar sus fines: justicia, igualdad, libertad y bienestar, necesita políticos democráticos, honestos, capaces y representativos, y estos, a su vez, necesitan del pueblo para cumplir con su papel, servirle lealmente, porque, como hemos oído gritar recientemente, en las asambleas del Movimiento M15, refiriéndose a los políticos, "sin nosotros no sois nada".

jueves, 2 de junio de 2011

La "nueva izquierda" y el PSOE

El artículo de Antonio García Santesmases, publicado en "El Mundo" del 25 de mayo próximo pasado, titulado "La emergencia de una nueva izquierda", me ha parecido, como todos los suyos, extremadamente lúcido. Santesmases, que firma su artículo como catedrático de Filosofía Política de la UNED y no como militante del PSOE, analiza la debacle electoral de este partido, sus causas y sus probables consecuencias con notable distanciamiento y objetividad. Yerra, a mi modo de ver, al atribuir al PSOE, en el próximo futuro, el mismo papel desempeñando hasta ahora por la socialdemocracia europea: garantizar la paz y cohesión sociales al mismo tiempo que los intereses de los poderes económicos a los que se subordina

Si algo han demostrado las últimas elecciones y los movimientos de protesta del Movimiento 15-M es el agotamiento de las fórmulas habituales de la socialdemocracia. Santesmases lo entiende así, aunque no lo proclame, cuando afirma que estamos ante un movimiento que incita a la rebelión cívica frente a los poderes económicos y financieros que imponen la restricción de los derechos sociales, la pérdida de garantías sociales y, añadiría yo, la supremacía de su insaciable codicia. Una rebelión que, como el propio articulista, señala tiene por protagonistas a jóvenes y adultos que, hasta hace poco, constituían la base social del PSOE, una base social que sólo puede calificarse clara y rotundamente de izquierdas.

Lo que llama la atención de este análisis resulta, sin embargo, el hecho de que Santesmases no contemple en ningún momento la posibilidad de un cambio de política por parte del PSOE, dibujando un escenario para los próximos 10 ó 15 años en los que una derecha hegemónica y unida en torno a sus objetivos socio-económicos habría de imponerse a una izquierda minoritaria y desunida, la socialdemocracia debilitada (PSOE) y la nueva izquierda que habría surgido de los actuales movimientos de protesta. En definitiva que, al final, no sabemos si el socialista Santesmases, que comprende esta "rebelión cívica" es el mismo que, revestido de su condición de catedrático, nos previene de modo sutil sobre la conveniencia de dejar las cosas como están, porque, como decía San Ignacio, "en tiempos de tribulación, no hacer mudanzas". Es decir, viene a hacer un llamamiento subliminal a la resignación y, de paso, a poner de manifiesto la poca voluntad de cambio que alienta en el PSOE hoy por hoy.

Son muchos los españoles de todas las edades los que no están, sin embargo, dispuestos a resignarse y a perder su mayor patrimonio: la esperanza de un mundo mejor, más justo e igualitario. El PSOE debería reflexionar sobre todo ello y rectificar. No es la izquierda quien ha abandonado al PSOE. Es el PSOE quien, en contra de sus orígenes y su historia, ha abandonado a la izquierda. ¿Es mucho pedir a sus dirigentes actuales que recuperen sus señas de identidad?.